GEOMETRÍA SAGRADA

La geometría sagrada estudia el conjunto de formas y patrones geométricos presentes en la naturaleza, también aquellos lugares que por su naturaleza mística, espiritual, religiosa o esotérica se consideran sagrados (templos, iglesias, asentamientos, cementerios, edificaciones…)

Cualquier patrón natural relacionado con el movimiento o crecimiento, está relacionado con la geometría sagrada, desde el círculo como representación del Todo, hasta el ser humano, como la manifestación del Ser.

La geometría sagrada es el lenguaje del alma y el patrón utilizado por Dios para crear el universo.

En la antigüedad, los egipcios creían que el mundo estaba desordenado y que surgía del agua, ya que esta no tiene límite ni forma definida; por esta razón, representaba el caos que, por oposición al orden, configuraba el cosmos y, por lo tanto, la vida.

Para los egipcios, las inundaciones del rio Nilo representaban simbólicamente el caos y el orden, porque en las crecidas se borraban los límites del terreno, provocando un caos en la distribución parcelaria que, solamente se resolvía cuando los sacerdotes geómetras volvían a medir y a delimitar el terreno en una ceremonia que simbolizaba la ordenación del cosmos, de esta forma los agricultores volvían a tener definida su parcela para poder cultivar aquellos productos que les parecía más conveniente o productivo.

Los filósofos griegos, consideraban el universo como el lenguaje de la naturaleza, donde se encontraba desde el principio de la creación hasta las cosas más simples, pudiendo expresarse todas como un tratado de matemáticas sagrada por sus proporciones armónicas.

Para los antiguos filósofos, el universo era como el gran Ser vivo o el Uno; de hecho, la palabra universo está compuesta de “uni” o único y “verso” o logos. Según el evangelio de San Juan “En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”, para continuar diciendo que “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Esto nos lleva a comprender que el ser humano parte de Dios y, por lo tanto, su necesidad de acercarse a la deidad universal a través de la geometría sagrada.

Debemos entender que todas las cosas del mundo visible tienen vínculos en el mundo invisible y la unificación de ambos planos es posible a través de la geometría sagrada; esto nos hace suponer que existen cosas más allá de lo que el ojo humano puede ver.

Si el ser humano es un pequeño cosmos a imagen y semejanza del gran cosmos, podemos entender que es el único ser vivo de la naturaleza capaz de interpretar las leyes matemáticas y las formas geométricas del universo, representándolas, tanto en sí mismo, como en el mundo que le rodea.

La geometría no solo tiene como misión medir líneas, superficies o volúmenes, sino elevar la mirada del alma hacia la contemplación de lo eterno, para buscar la esencia de la creación en todas las formas geométricas existentes incluida la del ser humano.

La geometría sagrada comienza con el Genesis o principio de la creación. En su evolución pasa por la Vesica Piscis, precursora del comienzo de la vida, por la Semilla de la vida o principio de creación del hombre. La Flor de la vida, como algo propio de la creación, tanto en la Tierra como en el resto del universo, el Fruto de la vida, el cual contiene trece sistemas informativos (círculos) que guardan el secreto con el que poder descubrir el patrón más importante y sagrado del universo, que va desde el cuerpo humano, hasta las galaxias más lejanas, representado en el “Principio de Causa y Efecto”, el Toroide, donde queda representado el Vacío, la Ley de Unidad, la Ley de Dualidad, el Principio de auto sustentación, los tres números matemáticos pilares de la Geometría Sagrada (Phi, Pi, Euler)…, el Huevo de la vida, formador del embrión de la vida humana a partir de la mórula inicial y de la morfogenética del cuerpo; todas estas figuras geométricas son círculos o principio femenino, aunque las figuras geométricas que realmente conforman los tres patrones fundamentales de la existencia, son: el Huevo de la Vida, el Toroide y el Fruto de la Vida, porque si a estas figuras geométricas las sobreponemos líneas rectas masculinas, entonces construiremos el Cubo de Metatrón que es un sistema de información donde queda proyectado la creación de la vida.

El ser humano, como ser individual, percibe el mundo de modo parcial, pero si utiliza la Geometría Sagrada, puede ver el mundo de una forma más global:

“El Todo está en todo y todo está en el Todo”.

Jesús D. Morales Norro

Grafoterapeuta. Director del Centro de Grafoterapia y Medicinas Energéticas. Especialista en Grafocromoterapia. Investigador sobre la simbología universal y la Geometría Sagrada. Vocal/académico de la Academia Española de la Espiritualidad.