CONSCIENCIA Y HUMANISMO

La espiritualidad es el camino de la consciencia de un ser humano. Lo que gestiona a la persona desde su interior es la consciencia. El humanismo se vive, es práctico conformando nuestra vida cotidiana de atención (a nosotros, los demás y lo que nos rodea, insisto, visible e invisible). La consciencia nos ayuda a tomar decisiones adecuadas a nuestro desarrollo personal, guiándonos en nuestro objetivo de ser mejores personas.

Miguel Ángel Cervantes Almodóvar,

CONSCIENCIA Y HUMANISMO

Por Miguel Ángel Cervantes Almodóvar, vicepresidente de la A.E.D.E.

Uno de los fines de la Academia Española de la Espiritualidad es promover estos dos pilares de la Nueva Espiritualidad, o la Espiritualidad del Siglo XXI: La Consciencia y el Humanismo.

De ello quiero manifestarme y aportar un granito de arena para comprendernos, además de vernos, como humanidad consciente y que camina tomando consciencia de su cualidad esencial.

Empecemos por la gran comprensión o revelación que puso patas arriba mi vida con la crisis de los cuarenta:

CONSCIENCIA

Tomar consciencia para algunos no tiene que ver con la espiritualidad, para mí ¡sí!

Por mi experiencia lo que llaman el despertar (espiritual) no es otra cosa que el entrenamiento de la atención, que nos lleva a tomar consciencia de quienes somos, qué somos, qué hacemos y qué relación tenemos con lo que nos rodea, tanto lo visible como lo invisible.

La espiritualidad es el camino de la consciencia de un ser humano. O, si lo prefieres: el Camino de la Consciencia es a lo que llamamos la Espiritualidad de un ser humano.

Dicho lo cual, la pregunta que surge y a la que vamos a tratar de contestar es ¿qué es la consciencia?

Esto lo aprendí de mi maestro Willigis Jäger (benedictino y maestro zen):

«La consciencia, creo yo, no es otra cosa que energía que mantiene nuestra compenetración con la totalidad. Es una tendencia interior muy fuerte hacia la totalidad y lo Uno. Esa energía que une forma parte de la naturaleza de la evolución. Es un factor que conserva la vida en el proceso de la evolución. Ayuda a vencer la separación entre sujeto y objeto y posibilita la formación de organismos y comunidades mayores».

Es una energía para gestionar como ser humano poniendo foco a donde nos lleva.

En uno de mis tankas escritos tras una epifanía me ubico aquí y ahora teniendo claro mi destino:

Humildemente,

Yo, bien aventurado

En la consciencia

Y evolución de vida

Me siento en esta tierra.

¡Ojo! Me permito ver hacia dónde me lleva este ejercicio que va más allá de la atención.

Lo que gestiona a la persona desde su interior es la consciencia, no lo controla la persona, desde mi punto de vista.

El “darse cuenta” es la herramienta que utilizamos, pero quiero dejar claro que eso es un don, que recibimos por nuestro empeño de enfocarnos en el ir hacia el Uno, el Ser, atentos a nuestra mejor versión en este plano.

Y esto supone un movimiento de identificación continuo y asunción de lo visto (en ese espacio de silencio, introspección y contemplación) en nosotros y de nosotros;

…que nos lleva a la comprensión de lo expuesto o manifestado (en ese espacio y tiempo de interiorización) para integrarlo y desde ahí seguir.

Claramente la consciencia…Es la manera de crecer y evolucionar como seres humanos y sentir el humanismo en nuestras carnes y mentes.

A continuación, va a entrar en juego esa disquisición lingüista de palabras que a veces usamos de indistinta manera, pero que cada una tiene su matiz.

Vamos a ir tomando en cuenta a la “conciencia” para hacernos conscientes.

¿Te parece? ¡Vamos!

Lucía González Iribarren (mentora de liderazgo) lo dice así:

«No podemos comenzar nuestra transformación hacia un ser consciente si primero no observamos lo que es la conciencia. Lo que significa. Cómo se siente.»

Es un proceso que hay que vivirlo y asimilarlo. Empiezas a sentirte un iniciado (es la expresión que indica al menos cómo me sentí yo en su momento) que no puede dejar la senda de la sabiduría humanista: que no es otra cosa que la toma de consciencia permanente (con sus altos y bajos) y de por vida, de tu ser como humano.

Un paso más allá de esto de la consciencia sería enriquecer el concepto con lo que se ha llamado consciencia expandida (¿hiperconsciencia?), que se experimenta en según qué estado psicoespiritual.

Es significativo el matiz que nos aporta Miguel Mochales, maestro zen español:

«en el estado hiperconsciente la mente deja de ser un simple procesador de información y se convierte en un canal transparente de percepción pura.»

Muchas de las espiritualidades y procesos de desarrollo transpersonal trabajan esa limpieza de canales que nos llevan a la comprensión y la percepción pura, no contaminada por la mente o los sentidos.

Trabajar la conciencia con “estados alterados de conciencia” nos lleva a sintonizar con la consciencia.

Pero hemos de tener muy en cuenta lo que dice Mochales, respecto a que no se tiene que llegar a eso a donde te lleva la alteración sino más bien a donde te lleva la elevación:

«El estado hiperconsciente es un nuevo nivel de ser. Una experiencia en la que tres dimensiones –mente, cuerpo y subconsciente– funcionan en armonía absoluta. No es un estado alterado de consciencia, sino un estado elevado de existencia. La diferencia entre vivir como un conjunto de partes descoordinadas y vivir como una totalidad integrada.»

El desarrollo de la consciencia es algo integrador y que nos lleva a vivir la vida con sentido, a fluir en un todo interno y externo con comprensión y amor.

Y a continuación, vamos a poner consciencia en los valores del humanismo.

EL HUMANISMO

No voy a hablar ni comentar el humanismo filosófico que nos viene desde el siglo XIV. Voy a compartir lo que en este siglo XXI entendemos por humanismo o lo que es ejercer de humanista.

Nos dice Irina Bokova, directora general de la UNESCO lo que significa ser humanista:

«Hoy en día, ser humanista significa tender puentes entre el Norte, el Sur, el Este y el Oeste y reforzar a la comunidad humana para afrontar conjuntamente nuestros problemas. Significa garantizar el acceso a una educación de calidad para todos, de manera que cada quien pueda intervenir en el diálogo universal. Significa fomentar las redes de cooperación científica, crear centros de investigación y difundir la tecnología de la información con miras a acelerar el intercambio de ideas. Significa utilizar la cultura, en toda su diversidad de expresiones, como una herramienta para el acercamiento y la forja de una visión compartida.»

Mi pregunta para ti sería: ¿eres o quieres ser un humanista?

José Luis Truyo (Fundador del Congreso Nacional de Humanistas; Editor de la revista digital Humanistas) nos ayuda a contestar con conocimiento de causa, porque…

«Un humanista es un hombre (ser humano) siempre en construcción, atento a los hallazgos que le salen al paso durante sus pesquisas constantes, casi un detective del ser: del suyo propio, en última instancia. Saber es saberse: queremos conocer para averiguar qué es lo que somos, cuál es el espacio en el que nos podemos desenvolver sin incurrir en delirios ni mixtificaciones. La verdad nos hace libres porque nos vuelve (más) conscientes, y en esa lucidez obtenemos, sí, cierto consuelo para nuestras angustias cotidianas, pero también esperanzas de poder sofocarlas alcanzando un grado de comprensión superior que reduzca su capacidad nociva y paralizante.»

Vamos a ponernos en marcha o a enfocarnos.

¿Cuáles son los faros que alumbran el humanismo, a ese ser humano en construcción?

Un bien entendido antropomorfismo que exalta la figura del ser humano, sus pensamientos, sus sentimientos y su potencial. Ahí es donde hemos de poner un poco de consciencia.

El descubrimiento y generación de modelos éticos humanos y conscientes.

Además de trabajar por el perfeccionamiento del individuo, y apostar por el desarrollo personal del ser humano integrado.

Por otro lado, el humanismo secular (desarrollado a finales del S.XX) nos habla del protagonismo que hemos de dar…

*la justicia social

*la ética

*la razón y la ciencia

*la experiencia de vida

*y la reflexión sobre los acontecimientos que estamos viviendo como humanidad para sacar el sentido de la vida.

A esto se le podría añadir el tema de la igualdad de géneros, la apuesta por la paz y el bienestar, la ecología…

Como escritor humanista me he enfocado en este artículo en esos versos de Wallace Stevens:

«La raza entera es un poeta que escribe

las excéntricas proposiciones de su destino.»

¿Cuál es el destino de la humanidad?

El ir tomando consciencia de quién es el individuo en el colectivo y el desarrollo de la vida hacia la unificación con lo que le rodea y el trans-humano Todo.

El humanismo por el que apuesto no se olvida del área espiritual, de lo que supone el poner consciencia tanto a lo cotidiano como a nosotros mismos que nos desenvolvemos, normalmente en comunidad.

El reconectar con nuestro ser nos hace humanos, nos permite comprender quienes somos y qué hacemos en este plano de la existencia, en este planeta.

Por último. Ver con buenos ojos y comprender nuestra evolución como actos de superación, autoconocimiento y amor para con nosotros (la humanidad) y lo que nos rodea (seres vivos visibles e invisibles y cosas).

En resumen, me quedo con lo que dice Trigueirinho (Escritor y filósofo-espiritualista, fundó, en 1988, la Comunidad-Luz Figueira).

«La humanidad futura ya no se presentará como un conjunto de grupos inconciliables, que se contraponen, situación de los días de hoy. Los hombres irán reconociendo su unidad con la vida suprema, a ella dedicarán sus energías. Silenciosamente, el ser interno de cada individuo liberado dirá a sus hermanos que se dirigen hacia esa unión con el espíritu: “Y donde yo voy sabéis el camino (Juan 14,4)”.»

Concluyo esta exposición teniendo claro que el humanismo del S.XXI nos lleva a ser más conscientes de las responsabilidades de cada uno de nosotros:

-hemos de mirar por las generaciones que vienen a continuación nuestra, no en un futuro lejano, con las que estamos conviviendo ahora;

-saber que no somos el centro del mundo, como individuos formamos parte de la humanidad, crecemos en “comunidad” conscientes de nosotros mismos;

-se nos exige reconectar con nuestro ser, que nos hace ser consecuentes; la ética prima con el trabajo empático de convivencia y la solidaridad.

El humanismo se vive, es práctico conformando nuestra vida cotidiana de atención (a nosotros, los demás y lo que nos rodea, insisto, visible e invisible). La consciencia nos ayuda a tomar decisiones adecuadas a nuestro desarrollo personal, guiándonos en nuestro objetivo de ser mejores personas.

Ya sabemos el camino.